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El Camino francés es la ruta más popular y conocida. Este Camino empieza en St. Jean Pied de Port, atraviesa los Pirineos para llegar a España y recorre casi 800 km. hasta Santiago de Compostela pasando por ciudades tan importantes como Pamplona, Logroño, Burgos y León. Una experiencia para toda la vida tanto si lo haces en bici como si lo haces andando.
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Considerada como la calle principal de Europa, el Camino Francés es, sin duda, la ruta jacobea con mayor tradición. Sus huellas se remontan al siglo IX, poco después del descubrimiento de los restos del Apóstol. De gran riqueza artística y paisajística, acoge a peregrinos de hasta 150 países.
La peregrinación desde Francia se mantiene ininterrumpida desde el siglo IX tras llegar al país vecino y a diversos rincones de Europa noticias del supuesto hallazgo de los restos del Apóstol en Santiago. A pesar de ubicarse la tumba, y la posterior catedral, en un extremo occidental europeo, este hecho no supuso ningún problema para los centenares de peregrinos que, procedentes de Alemania, Italia o Francia, pronto comenzaron a arribar a Compostela.
A finales del siglo XI el Camino de Santiago Francés queda fijado, algo que confirma la publicación hacia el año 1135 del Códice Calixtino, primera guía de viajes de la historia. En esta guía medieval de peregrinación a Santiago atribuida el clérigo francés Aymeric Picaud, se describen con minuciosidad los pueblos, ríos, hospitales e iglesias que se encontrará el peregrino. En el siglo XII el Camino Francés ya era un itinerario de masas, con hasta mil peregrinos diarios llegados a Compostela.
El esplendor del itinerario se mantiene hasta el siglo XVI (en el 1434 se celebra el primer año jubilar documentado), aunque poco a poco comienza a remitir y oscurecerse.
A mediados del siglo XX, a partir de la dura posguerra mundial, comienza a notificarse la llegada de nuevos peregrinos que recorrían el viejo itinerario en busca de ese símbolo histórico de la unidad europea. Se fundan las asociaciones de amigos del Camino y se señaliza la ruta con las características flechas amarillas. El año 1993, año santo, supone un punto de inflexión con un apoyo decidido por parte de la Xunta de Galicia a su recuperación y por el renovado interés de los peregrinos en llegar a Santiago, sean sus motivos religiosos, culturales o deportivos. Desde entonces el Camino de Santiago Francés no ha parado de crecer, con números que se superan año tras año.
Los puntos a favor de recorrer esta vía milenaria son incontestables. Por una parte sus valores artísticos, con innumerables muestras del mejor arte románico o gótico, y por otra su grandeza medioambiental, que permite al caminante conocer desde las encantadoras poblaciones francesas, los escarpados Pirineos, las villas fortificadas de Navarra, la región vitivinícola de La Rioja, la silenciosa y dura meseta castellana, la bonita ciudad monumental de León, la comarca maragata de Astorga o la verde Galicia. Ambos son sendos argumentos de peso. También lo es el de atravesar poblaciones tan destacadas como Pamplona, Logroño, Burgos y León con sus bellísimas catedrales, o enclaves de claro sabor jacobeo como Puente la Reina, Santo Domingo de la Calzada, Sahagún o Astorga.
Además, y a diferencia de otras, el Camino de Santiago Francés es una ruta con una precisa señalización, múltiples servicios adaptados para caminantes y muchas localidades volcadas en el itinerario, su principal y casi única fuente de ingresos.
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